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CAFÉ CANTANTE

La pintura en ocasiones es un viaje a otro tiempo, y en esta ocasión, mi búsqueda ha ido hilando mi trabajo pictórico con  hallazgos, encuentros y ensoñaciones con la época de los cafés cantantes de finales del siglo XIX, un momento decisivo en la historia del flamenco.

 

Este es un viaje a un pasado imaginario, inspirado en gran parte por dos de esos cafés cantantes radicados en Sevilla, el Café El Burrero y el Café de Silverio. Dos enclaves que, a pesar de sus grandes diferencias en su política empresarial y en su concepción artística, fueron vitales de cara al desarrollo formal y a la profesionalización del flamenco.

 

Por desgracia, apenas contamos con imágenes de aquellos cafés cantantes, a excepción de la conocida fotografía de Emilio Beauchy del Café El Burrero, y de los dibujos y pinturas de artistas como Alarcón Suárez, José García Ramos, John Singer Sargent, Alexandre Lunois, Constantine Meunier, Darío de Regoyos o Gutiérrez Solana. Habría sido fantástico tener por entonces en Sevilla un Toulouse Lautrec y un repertorio de imágenes de los cafés cantantes como las que el pintor francés nos legó de los cabarets de Montmartre en el bullicioso París de finales del XIX.

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